11 síntomas de baja saturación de oxígeno (y principales causas)

La baja saturación es cuando el oxígeno no puede llegar a los tejidos de todo el cuerpo debido a cambios en la sangre, enfermedades pulmonares o problemas de circulación, por ejemplo. La falta de oxígeno en la sangre, también llamada hipoxemia, es una condición grave, que puede causar daño tisular grave y, en consecuencia, el riesgo de muerte.

El cerebro es el órgano más afectado en esta situación, ya que sus células pueden morir en unos 5 minutos por falta de oxígeno. Por ello, siempre que se identifiquen signos de falta de oxígeno, es importante acudir a urgencias lo antes posible. Los principales síntomas de la falta de oxígeno son:

  1. Falta de aire;
  2. Respiración acelerada;
  3. palpitaciones;
  4. Irritación;
  5. Mareo;
  6. sudoración excesiva;
  7. Confusión mental;
  8. Somnolencia;
  9. desmayo;
  10. Cianosis, que son las yemas de los dedos o los labios purpúreos;
  11. Con el.

Cuando la falta de oxígeno se localiza en un solo órgano o región del cuerpo, se producen lesiones específicas en ese tejido, lo que se denomina isquemia o infarto. Además, el daño tisular causado por la falta de oxígeno puede ser reversible, luego de la corrección de este problema y la recuperación celular, sin embargo, en algunos casos, la falta de oxígeno provoca la muerte del tejido, provocando secuelas permanentes.

Para identificar la falta de oxígeno, el médico puede identificar los signos a través del examen físico y ordenar pruebas, como oximetría de pulso o gases en sangre arterial, por ejemplo, que pueden identificar la concentración de oxígeno en el torrente sanguíneo. Obtenga más información sobre las pruebas que confirman la falta de oxígeno.

Cómo medir la saturación de oxígeno

La medición de la saturación de oxígeno se puede realizar en casa mediante un oxímetro de dedo, que es un aparato que se debe colocar en la yema del dedo y que contiene un sensor de luz capaz de captar la cantidad de oxígeno que está circulando en la sangre.

En general, las personas sanas tienen una saturación de oxígeno superior al 95%, sin embargo, esta saturación puede llegar al 93% en caso de gripe y resfriado, lo cual no es motivo de preocupación. Sin embargo, cuando la saturación de oxígeno es inferior al 90%, puede ser síntoma de enfermedades más graves, ya que este valor indica que el intercambio de gases no se está realizando correctamente.

Otra forma de medir la saturación de oxígeno es a través de la gasometría arterial, que se realiza a partir de una muestra de sangre arterial, que se analiza en el laboratorio y que proporciona, además de la saturación de oxígeno, la cantidad de dióxido de carbono circulante, el pH y el cantidad de bicarbonatos en la sangre. Obtenga más información sobre cómo medir la saturación de oxígeno.

Principales causas

La baja saturación puede ocurrir como consecuencia de varias situaciones, siendo las principales:

1. Altitud

Las ubicaciones que tienen una altitud superior a los 3.000 metros pueden aumentar el riesgo de falta de oxígeno, ya que cuanto más lejos del nivel del mar, menor es la concentración de oxígeno en el aire, por lo que el oxígeno del aire respirado no es suficiente.

Esta situación se conoce como hipoxia hipobárica y puede dar lugar a algunas complicaciones, como edema pulmonar agudo no cardiogénico, edema cerebral, deshidratación e hipotermia.

2. Enfermedades pulmonares

Los cambios en los pulmones provocados por enfermedades como el asma, el enfisema, la neumonía o el edema pulmonar agudo, por ejemplo, dificultan la entrada de oxígeno a través de sus membranas al torrente sanguíneo, reduciendo la cantidad de oxígeno en el organismo.

También hay otro tipo de condiciones que impiden respirar, como enfermedades neurológicas o coma, donde los pulmones no pueden hacer su trabajo correctamente.

3. Cambios en la sangre

La anemia, causada por la falta de hierro o vitaminas, el sangrado o los trastornos genéticos como la anemia de células falciformes pueden hacer que el cuerpo carezca de oxígeno incluso si la respiración funciona normalmente.

Esto sucede porque en la anemia hay una menor concentración de hemoglobina en los glóbulos rojos, que es la encargada de transportar el oxígeno a todos los órganos. Así, al haber menos hemoglobina, el transporte de oxígeno acaba perjudicado.

4. Mala circulación sanguínea

Ocurre cuando la cantidad de oxígeno en la sangre es suficiente, sin embargo, la sangre no puede llegar a los tejidos del cuerpo, debido a una obstrucción, como sucede en un infarto, o cuando la circulación en el torrente sanguíneo es deficiente, causada por problemas cardíacos. fracaso, debido al ejemplo.

5. Intoxicación

Situaciones como la intoxicación por monóxido de carbono o la intoxicación por determinadas drogas, cianuro, alcohol o sustancias psicoactivas pueden impedir la unión del oxígeno a la hemoglobina o impedir la captación de oxígeno por los tejidos, por lo que también pueden provocar falta de oxígeno.

6. Hipoxia neonatal

La hipoxia neonatal ocurre debido a la deficiencia de suministro de oxígeno al bebé a través de la placenta materna, lo que provoca sufrimiento fetal.

Puede surgir antes, durante o después del parto, debido a cambios maternos relacionados con la placenta o el feto, y puede tener consecuencias para el bebé como parálisis cerebral y retraso mental.

7. Causas psicológicas

Las personas que tienen algún tipo de trastorno psicológico utilizan más oxígeno cuando se encuentran en una situación estresante, lo que puede dar lugar a la aparición de signos y síntomas como dificultad para respirar, palpitaciones y confusión mental.

8. Clima

En condiciones ambientales extremas de frío o calor, se produce un aumento de la necesidad de oxígeno para mantener el metabolismo del organismo en sus funciones normales, con una disminución de la tolerancia a la hipoxia.

Qué hacer en ausencia de oxígeno

El tratamiento de la falta de oxígeno suele iniciarse con el uso de una máscara de oxígeno para tratar de normalizar sus niveles en sangre, sin embargo, la situación solo se tratará realmente con la resolución de la causa.

Así, dependiendo de la causa, se indican tratamientos específicos por parte del médico, como el uso de antibióticos para la neumonía, nebulizaciones para el asma, medicamentos para mejorar el funcionamiento de los pulmones o el corazón, tratamientos para la anemia o antídotos para intoxicaciones, por ejemplo.

En casos severos, que son causados ​​por lesiones en el cerebro o que no pueden resolverse inmediatamente, puede ser necesario el uso de respiración artificial a través de dispositivos, en un ambiente de UCI y con el uso de medicamentos sedantes, hasta que el médico sea capaz de estabilizar el capacidad respiratoria.

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